miércoles, 13 de enero de 2016

ELECCIONES A LA PRESIDENCIA DEL CONSEJO GENERAL DE LA ABOGACIA ESPAÑOLA

Mañana día 14 de enero se celebran elecciones a la presidencia del Consejo General de la Abogacía Española. A las citadas elecciones podía haberse presentado cualquier abogado ejerciente, no necesariamente solo decanos o consejeros (de hecho como inocentada de 28 de diciembre anuncié en tuiter que me iba a presentar recibiendo un sorprendente tuit al respecto de la cuenta oficial del Consejo en el que venía a decir que esperaba que fuera una broma) si bien la elección, es decir el voto, se reserva exclusivamente a los decanos, que no a todos los consejeros, siendo el voto secreto. 

Conozco personalmente a tres de los candidatos, a los que casualmente conocí en el mismo sitio un curso de verano realizado por la UNIA en Huelva en el 2014 y el objeto de esta entrada no es hablar sobre candidatos ni mostrar preferencias, que no las tengo, sino recoger algunas reflexiones derivadas del proceso electivo y que me parecen muy sintomáticas.

El hecho de que la elección sea exclusiva de decanos marca necesariamente la "campaña". La totalidad de los candidatos ha obviado cualquier tipo de mensaje o referencia a los abogados no decanos. Para estas elecciones los abogados no existimos, algo que no deja de ser paradójico si entendemos que se está eligiendo al presidente de todos los abogados, aunque como digo es lógico si hablamos en términos de campaña, pues entiendo que los esfuerzos se concentren en cosechar votos, más que en mandar mensajes a los "súbditos" y como digo solo votan los decanos.

De hecho un abogado Beltrán Gambier ha promovido en redes sociales un intento de que se realizara un debate entre los candidatos que pudiera ser emitido en streaming y ser visto por los integrantes del colectivo y no votantes, debate que no se ha realizado y que solo tres de los candidatos estaban dispuestos a hacer. Una lástima.

También se evidencia el cariz del Consejo como Consejo de Colegios, más que como Consejo de abogados, pues el hecho de que cada uno de los colegios tenga un mismo voto, independientemente del número de colegiados que tenga es un elemento que también entiendo definitorio y de algún modo desequilibrador. No digo que sea bueno o malo.

Así mismo de los cinco candidatos, cuatro son decanos. Y esto en principio puede generar cierta desigualdad para el candidato que no sea decano, dado que la proximidad personal facilita el poder comunicar y obtener el voto, siendo más difícil para un candidato no decano que además no tenga apoyos entre miembros del Consejo.

Que yo sepa solo dos decanos han hecho públicas (en web) sus propuestas de acción, lo cual implica incidir en una separación de los abogados no votantes, pues hubiese sido positivo que los integrantes del colectivo que queramos tuvieramos un fácil acceso a dichas propuestas. En general la mayoría de esas propuestas son de carácter interno (funcionamiento del consejo) más que acciones o propuestas concretas que supongan una mejora para el funcionamiento del abogado individual.

Todo lo anterior en mi opinión evidencia una disociación o distanciamiento entre una figura esencial, la de presidente del Consejo General de la Abogacía Española y las personas abogados que integramos ese colectivo. Esto hace entre otras cosas que sean unas elecciones a espaldas del colectivo entendiendo por ser a espaldas que realmente no importen a la mayoría de los abogados e incluso que muchos de ellos desconocerán que las elecciones son mañana y "pasarán" de las mismas.

Periódicamente, leo, veo, oigo quejas de la abogacía institucional (siendo una forma coloquial de definir la misma y referida a sus órganos representativos) de poca o escasa involucración del abogado en el funcionamiento colegial o de que el abogado individual no valora las acciones que el colegio o el consejo realiza. Como muchas veces he dicho sin que parezca que se entienda, difícilmente se va a valorar lo que se desconoce (lo que no se comunica que se ha hecho) o difícilmente el abogado va a sentir como suyo el funcionamiento de un órgano que entiende alejado. Y es imposible alejar más una elección de quien debería actuar y funcionar como su máximo representante.

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