lunes, 31 de agosto de 2015

LA IMPORTANCIA DE LAS REDES SOCIALES

Quien me conoce y quien es lector habitual del blog sabe que me interesan, me apasionan y me gustan las redes sociales. No en vano son mas de 12 años moviéndome por las mismas tiempo en el que he aprendido su uso y funcionamiento así como aspectos habituales del comportamiento humano en ellas. De unos pocos años a esta parte su uso ha sido creciente y ahora es generalizado. De los muy pocos que las usábamos años atrás hemos pasado a un uso habitual en mayor medida cuanto más joven es el usuario.

En estos años han aparecido también, y entrecomillemoslos a todos, expertos, guruses, gente de todo tipo y pelaje que dan consejos, dicen como tenemos que actuar y comportarnos, que es lo correcto y lo incorrecto, profesionalizando incluso la gestión de las redes sociales. Muchos de ellos con mucha cara y poco conocimiento. A la vez se vende la importancia de la presencia en las redes sociales de una manera exagerada. Una cosa es ser conscientes de la importancia de las mismas y como pueden ser una herramienta que nos puede ayudar y que debemos usar con conocimiento y responsabilidad y otra muy distinta vender expectativas que son inalcanzables para la totalidad de los usuarios por meros efectos estadísticos y de geometría. En la cúspide de la pirámide no caben todos.

Hasta tal punto, que últimamente se había apoderado de mi cierto hastío en relación a las redes sociales. Tanta gente diciendo y ordenando el tráfico en las mismas, como en un gran atasco con diferentes voces indicándote caminos contradictorios o resaltando obviedades. La masa se imponía a la calidad (hay mucha calidad personal y profesional en las redes). Y me hacia reflexionar, no se estará formando una nueva burbuja? 

No puedo resolver esa pregunta todavía. Lo cierto es que las redes sociales estan tomando una notable importancia y así lo ponen de manifiesto dos noticias de estos días recientes en relación a Twitter. La primera el destaparse la creación y existencia de una red de cuentas falsas en Twitter (bots) dirigida a promocionar mensajes del partido popular, la casa real, el periódico La Razón y su cansino director, siendo uno de los principales actores de la creación y funcionamiento al parecer un trabajador de la constructora ACS. Tremendo combo que diría @masaenfurecida. Ojo al dato: partido en el gobierno, casa real, medio de intoxicación digo de comunicación y una de las más poderosas empresas de este país creando cuentas falsas en Twitter para generar opinión. La segunda noticia el "fichaje" cual si de un futbolista internacional se tratara por iberdrola del existoso CM (comuniti manayer) de @policia la cuenta en Twitter de eso, de policía.

Humo o no, burbuja o no, lo cierto es que no podemos discutir la importancia que están tomando las redes sociales. Pero algo, no se si es mi habitual inconformismo me hace tener la mosca detrás de la oreja.

Apliquemos la racionalidad y tengamos los pies en el suelo.

martes, 18 de agosto de 2015

PROFESIONALES 3.0

Se ha hecho frecuente hablar de los profesionales 3.0 en un intento por diferenciar un futuro más cercano de un presente en el que no están todos, en un afán por querer asociar a determinados profesionales el ir un paso mas adelante del resto, rompiendo con lo que verdaderamente significa el 3.0 dentro de la www. Así las primeras webs 1.0 con una información plana y sin interacción con el usuario fue superada por un concepto más moderno en el cual se favorece y genera la interacción y la creación de comunidades, es lo que conocemos como web 2.0 donde tenemos como ejemplo más claro las wikis.

El paso que supone el 3.0 en la web implica asociar a la interacción con el usuario la generación de experiencias y emociones. Hablar de profesionales 3.0 en puridad no es hablar de profesionales mas tecnológicos sino de aquellos que han conseguido incorporar la gestión emocional a su actividad profesional generando experiencias a sus clientes asociadas a la prestación de sus servicios.

Sin embargo, si analizamos en la práctica el campo de la gestión de emociones vemos que difícilmente se da. Son pocas las personas no digamos ya profesionales, formados o con la capacidad adecuada para la gestión emocional. Incluso si hablamos de esta necesidad y de la importancia de una buena gestión de emociones recogeremos valoraciones negativas, sarcásticas y denigradoras de la misma. Insisto en que es una carencia de personas pues difícilmente vamos a poder incorporar la gestión de emociones si nuestros propios clientes no lo valoran.

En un momento personal especialmente receptivo y atento a estas conductas la valoración que puedo hacer no puede ser mas triste. Son escasas las personas que incorporan a su vida esta gestión emocional, que son empaticas o conscientes de los sentimientos de los demás, que incorporen la asertividad en su comunicación o gestionen adecuadamente los conflictos. Con este panorama es difícil que hablemos de profesionales 3.0.

Más allá de la formación tecnológica hay una importante carencia de gestión emocional. Esta es la principal dificultad a la que se enfrentará el profesional 3.0. Hoy por hoy, queda mucho tiempo por delante para llegar a ello.

sábado, 15 de agosto de 2015

PROYECTOS

Suelo hablar de que en las relaciones sociales se impone una especie de principio de "selección natural". Si estas en una circunstancia en la que tienes que relacionarte necesariamente con una pluralidad de personas con el tiempo acabaras con aquellos que tienes una mayor afinidad o son parecidos a ti, o con los que tienen unos objetivos similares a los tuyos. Algo parecido ocurre en redes sociales, cuando alguien ingresa en una red social lo primero que necesita es sentirse parte de un grupo y muchos de estos grupos son un fracaso en si mismos precisamente por esa diferencia entre las personas que los integran que hacen que finalmente se resquebrajen. Pero todo esto es una digresión que no tiene que ver con lo que quiero escribir en esta entrada, así que como buena digresión la dejo para otro día.

Volviendo a la cuestión. Dentro de esa "selección natural" las redes sociales me han aproximado y me han facilitado relacionarme con juristas dinámicos, que miran hacia el futuro, que no son inmovillistas ni quieren quedarse como están, muchos de ellos introduciendo su pasión o interés por las nuevas tecnologías e internet. De hecho creo que es algo indisoluble y que diferencia al jurista moderno, avanzado y de futuro del conservador y tradicional.

Como es natural son mentes que no paran de pensar ideas, proyectos, la mayoría de ellos de carácter colaborativo. De unos meses a esta parte veo como muchas de esas ideas y proyectos empezando a dar los primeros pasos para su tangibilizacion y realización, como se va pasando del terreno de las ideas a ponerlas en practica. No es algo fácil, exige decidir, concentrar los esfuerzos, buscar buenos aliados o partners, priorizar, invertir sobre todo un bien tan escaso como el tiempo.

Aventuró un 2016 con una pequeña pero selecta muestra de esos proyectos viendo a luz y alumbrando el futuro por donde van a discurrir servicios legales de aquí en adelante. Algo se ha puesto en marcha definitivamente para el sector y es difícil que haya marcha atrás. También indica que es el momento de aprovechar las energías de esa corriente y de que el resto de los integrantes del sector se animen a esa concreción en la práctica. 

jueves, 13 de agosto de 2015

CRISIS DE REPUTACIÓN Y PRECIO

En estos días se ha hecho más conocido (yo no sabia de su existencia aunque al parecer es famoso sitio de postureo en Formentera) el restaurante (o chiringuito, no me queda claro) Juan y Andrea a raíz de que un comensal tuiteara en redes sociales el sablazo que le habían metido en la comida advirtiendo de trampa para turistas. La factura se viralizo en alta probabilidad por la mala respuesta y gestión del comentario en redes sociales por parte del chiringo en cuestión.



Mas allá del debate generado estos días sobre la cuestión y se.alando que gran culpa en la crisis de reputación deriva de la mala gestión efectuada lo cierto es que el elemento clave que generó la situación no fue otra que el precio, y esto me llevo a pensar en los riesgos que puede tener para un profesional del ámbito jurídico la indefinición de precios algo que ya ha comentado en otras entradas de este blog y en la que se han recogido diferentes valoraciones sobre la base de la dificulta de precisar y cerrar precios de determinados servicios jurídicos.

Y es que no podemos pensar que algo así no nos ocurra algún día. Seguimos reacios a plantearnos como posible un escenario de quejas sobre abogados (y otros profesionales) en redes jurídicas pero ya hay aplicaciones como yelp que posibilitan el incorporar este tipo de negocios y someterlos a la valoración de los usuarios. Quizás sea demasiado temprano para que un cliente tome la decisión sobre este tipo de aplicaciones pero creo que no me equivocare si aventuro que en poco tiempo será habitual. Y será previsible que una factura entendida como excesiva (y es cierto que algunos abogados abusan de la indefinición de precios para efectuar elevadas facturaciones al final del proceso) pueda generar una crisis de reputación.

Esto incide en la conveniencia de precisar lo máximo posible los precios de nuestros servicios aun incidiendo en esa reflexión de como es muy difícil sino imposible el poder fijar por adelantado algunos de ellos para lo que como recogía en el blog de Esteban Umerez unte tar seguir un sistema orientativo y flexible parámetros de revisión y determinación del precio con conocimiento del cliente.

Así el precio no solo deberemos verlo desde parámetros de rentabilidad o de estrategia comercial de negocio, sino también desde la calidad percibida y la necesidad de comunicación del mismo y de su determinación al cliente.

miércoles, 12 de agosto de 2015

RITMO

Pocos clientes entienden que a la hora de desarrollar una estrategia jurídica uno de los elementos más importantes para que la misma sea efectiva es el ritmo de ejecución de la misma. El cliente suele ser presuroso y tener cierta ansiedad por que su problema se resuelva haciéndolo querer una solución rápida y pronta sin percibir que decisiones o acciones realizadas con premura pueden llevar a resultados contrarios a lo pretendido.

En el ritmo o desarrollo de esa estrategia influyen muchos factores. Algunos de ellos pueden estar bajo control del abogado y otros no. Así por ejemplo el abogado puede elegir el momento más adecuado para iniciar un procedimiento o que se practique una prueba en una instrucción penal, puede valorar que es más conveniente un ritmo rápido que uno lento. Otros factores como la propia dinámica de funcionamiento de los juzgados o que un expediente de eternice en la mesa de un juez para que resuelva un recurso no están bajo su control, aunque también han de ser tenidos en cuenta por el profesional cuando esto sucede.

Hay clientes que son capaces de hacer lo que deben de hacer, que es dejar estas decisiones en manos del profesional, mientras que hay otros clientes que tratan de imponer sus ritmos a los que pretende establecer el abogado. Estos clientes son peligrosos pues habitualmente no solo tendrán esta pretensión, también la de imponer otras acciones o decisiones. Y digo que son peligrosos pues lo son en primer lugar para sus propias decisiones, pues igual que ningún paciente en la mesa del quirófano le dice al cirujano por donde es mejor cortar, lo mismo ha de trasladar a las estrategias jurídicas, y las imposiciones de los clientes suelen llevar a malos resultados. Así mismo tarde o temprano el trato con estos clientes derivará en un conflicto en el cual el abogado tiene todas las de perder, por el descontento de que no se están haciendo las cosas como el cliente (equivocadamente) entiende que hay que hacer.

Esto es algo distinto a escuchar al cliente. Considero muy importante el escucharlo, analizar su información, recoger sus sugerencias, y suelo explicar y argumentar la conveniencia de las ,ideas estratégicas y sus razones. Pero otra cosa distinta es ese cliente que entiende que el abogado ha de hacer necesariamente lo que exija (que no pide) cual soldado al mando. Mi experiencia me dice que detectado este tipo de clientes se ha de reforzar el discurso argumentativo y que entiendan que el ritmo ha de ser determinado por el abogado.

Aun así cómo digo, en la mayoría de las ocasiones el conflicto esta servido.