sábado, 21 de septiembre de 2013

EL REPROCHE SOCIAL COMO COMPLEMENTO DE LAS SENTENCIAS

Una sentencia es el fin del proceso, pero pocas veces el fin de los problemas que se pretenden resolver en el mismo. Hoy me soliviantaba con la lectura de una sentencia del TSJ de Aragón por la que se imponía una condena por acoso sexual en el ambito laboral a una empresa de esta comunidad. El relato factico del comportamiento del administrador y otros para con una trabajadora es ciertamente repugnante.

Como profesional conocedor de las dificultades intrínsecas para un trabajador sometido a situaciones de acoso (sexual, mobbing, etc.) me alegro por el resultado satisfactorio para la misma al darle la razón. Tener que soportar esos comportamientos, muchas veces sin que la víctima tenga el apoyo de sus compañeros, aguantar por la inestabilidad laboral y lo que se valora tener un contrato de trabajo, decidir acudir a un juicio, contratar un profesional y por lo tanto destinar recursos económicos para ello, probar esas conductas en un juicio donde el trabajador acude en posición de desigualdad, y sobre todo tener la fuerza para llegar hasta el final.

Pero aparte del fallo condenatorio una exigua cantidad económica de 6000 euros de indemnización (en este caso) por daños morales. Que supone esto para la empresa? Poco. El dinero siempre escuece pero es difícil que más allá de ello el proceso conduzca a una reflexión de la empresa dirigida a reconocer lo incorrecto de esa conducta, modificarla o erradicarla. En este caso además uno de los despreciables acosadores es el administrador de la misma.

En muchas situaciones el proceso, como digo, resuelve poco. Falta al mismo un complemento de acción comunitaria. Como ciudadanos deberíamos ser firmes accionantes contra empresas que una vez detectada estas vergonzosas conductas no las modifiquen ni erradiquen, y tenemos el arma del boicot, de dejar de consumir. De ejercer un reproche social, hacia quienes, insisto debiendo no actúan.

No me gusta una sociedad de individuos complacientes con estas conductas. Hace años defendí los intereses de un trabajador sometido a acoso laboral. Naturalmente decidí no comprar en dicha empresa, importante de esta comunidad. Cuando conocidos míos conocían esta decisión personal y la motivación de la misma, lo habitualmente era que se sorprendieran, porque además dicha decisión me generaba incomodidad.

El acoso es repugnante, pero la complacencia y el mirar para otro lado ...

1 comentario:

  1. Uno se pregunta, cuando SS no ha motiva la sentencia y simplemente la ha archivado sin más. ¿Qué hacer? además de recurrir y pasar por caja.

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