viernes, 9 de diciembre de 2011

URDANGARIN Y LA IGUALDAD ANTE LA LEY

Leo hoy, en el Periodico de Aragón, una noticia de esas que te dejan mal cuerpo. En resumen, una persona desesperada por su situación económica, parado de larga duración, sin ayudas, intenta un robo a un cajero, además sin ningún tipo de posibilidad de que prospere.


A pesar de cierto atisbo de comprensión de su comunidad, derivado de su precaria situacion económica, el peso del código penal caerá sobre él, una tentativa de robo con fuerza, que atendiendo a dicha tentativa y si carece de antecedentes penales podría evitar su ingreso en prisión aplicando la suspensión de la condena, si así lo quiere el tribunal sentenciador.


A la vez, estos días los periódicos y televisiones nos ofrecen las más variadas noticias sobre las andanzas de Urdangarín, yerno del rey, en lo que parece un sistemático expolio de dinero público sin que en estos momentos ni siquiera haya sido imputado.


Sin querer vulnerar la presunción de inocencia de ambas personas, se trataría de dos tipos de comportamientos delictivos radicalmente diferentes, tanto por la motivación de cada uno de ellos, como por el tipo de delito, así como por el perjuicio ocasionado por cada uno de ellos. Sin embargo, y sin aplicar presunción alguna a la Administración de Justicia, aventuro dos resultados muy diferentes en uno y otro caso.


El código Civil en su artículo 3 establece la necesidad de considerar la realidad social a la hora de interpretar las leyes. Esta simple comparativa nos indica el muy desigual trato que realiza tanto el Código Penal como el propio sistema penal a diferentes actores delicitivos, de qué manera se aplica estrictamente y con pocas posibilidades de librarse de una condena en lo que yo llamo delitos clásicos y qué raras, por escasas, son las condenas a los denominados delincuentes de cuello blanco (por no hablar de vergonzantes indultos, como el reciente al banquero Saenz )


En tiempos como los actuales, y sin que ello signifique justificar la decisión de cometer un acto delictivo, todavía queda más clara la lejanía del sistema de esa desesperante realidad social actual.

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